El estrés corresponde a una respuesta adaptativa del organismo que permite adecuarlo frente a variaciones en el medio ambiente. Algunos mediadores del estrés (hormonas y neurotransmisores) influencian un sinnúmero de funciones en nuestro cerebro. Es así que, un estrés agudo mejora la capacidad cognitiva asociada a cambios morfológicos que impactan los neurocircuitos aumentando la eficacia sináptica.  Por otro lado, cuando un individuo está bajo estrés crónico (reiterado y persistente), se observan alteraciones morfofuncionales a nivel del sistema nervioso. Estas modificaciones promueven una reducción en la capacidad cognitiva asociados a cambios en el tipo y número de sinapsis en áreas relacionadas al aprendizaje y a las emociones.
Nuestro laboratorio pretende determinar los cambios moleculares involucrados en: los efectos benéficos de un estrés agudo y en los efectos dañinos de un estrés prolongado. Es muy probable que estos cambios estén asociados a variaciones en los niveles de receptores de aminoácidos excitatorios como cambios en proteínas sinápticas que permiten la estabilización de la sinápsis, entre otros. Como control fino de estas modificaciones se están evaluando variaciones en miRNAs que regulan principalmente el proceso traduccional de mRNAs. Este conocimiento tendrá un gran impacto al evidenciar potenciales blancos de intervención especialmente para aquellas patologías asociadas al estrés como son la ansiedad y la depresión mayor.